Reservé un coche “low-cost” para una escapada de fin de semana. El precio en la web: 200 €. Entre la franquicia, la silla para bebé y la recogida nocturna, la factura final subió a 350 €. Un 75 % más de lo esperado. Esta historia no es única: el precio gancho es solo la punta del iceberg.
El gancho del precio bajo
Las empresas low-cost suelen atraer con precios muy por debajo del mercado. Sin embargo, ese precio inicial suele no incluir elementos esenciales como el seguro sin franquicia o los extras habituales.
Ejemplo real:
Un cliente reservó por 200 €. Al añadir seguro obligatorio, una silla infantil y pagar la recogida nocturna, la factura final alcanzó los 350 €.
Costes y condiciones que inflan la factura
¿Cuándo sí compensa un low-cost?
Comparativa orientativa
Aunque el precio base sea inferior, la diferencia con empresas locales puede reducirse o incluso invertirse cuando sumas todos los extras. Además, las empresas locales suelen incluir seguros más completos y menos restricciones.
Checklist rápido antes de reservar low-cost
Conclusión
El precio más bajo no siempre es el más barato. Un alquiler low-cost puede salir rentable si conoces bien las condiciones y planificas tu viaje. La clave está en sumar todos los costes antes de reservar y evitar sorpresas desagradables.
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